Y aunque nunca me comportara como un "buen pirata", según la tradición literaria los representa, después de unos largos meses de naufragio, preocupado en sobrevivir a ésta situación "pandemianica" y de cuarentena eterna, me hago nuevamente a la mar, soltando amarras, desde las páginas de mi cuaderno de bitácora.
Ya alguna vez escribí "Dejá volar tu imaginación, para que ésta sea el más bonito juguete del viento"...Pero en vista de la pausa forzada de este viaje y de la continuidad de ésta historieta, el mensaje podría parafrasearse como "Dejá navegar tu imaginación, para que ésta sea el más bonito juguete de los mares"...
También, en una época en que me surgió la pulsión por escribir haikus, recuerdo uno que escribí al respecto y decía:
"Un libernauta,
navegante de libros.
Librepensador"...
Después de todo, los navegantes usan un cuaderno de bitácora, como libro de viaje, una hoja de ruta de sus travesías y la forma en que resuelven los problemas cuando hay dificultades.
Además, más de una vez he leído eso de "salir de la zona de confort", aunque me hiciera mucha gracia, porque nunca llegué a entender que confortable sea estar varado, encallado en un bajío de arena, cuando el bajón anímico no permite seguir avanzando...
Por ése motivo he venido madurando la idea el retomar la escritura de mi blog "la bitácora de un resiliente", como una guía para retomar el rumbo que había perdido...
Así, que en definitiva, es muy interesante reconocer el viaje como una metáfora de la vida. Un viaje de regreso. Un viaje lleno de avatares. Una odisea. Pero ése tema lo trataré en breve...
Continuará...
Claudio, el que no claudica
