viernes, 18 de junio de 2021

EL OPTIMISTA DEL GOL... LA RESILIENCIA DE UN LEÓN DE LA PLATA



Según la nota "La recomendable resiliencia", de la revista "Caras y caretas", escrita en el 2016 por Tomás de Mattos, la resiliencia es una actitud o aptitud que se puede apreciar en el futbol uruguayo. 


El dice que: "Las grandes proezas de nuestro fútbol, como la final de Maracaná o las definiciones ante Argentina, en 1928 y 1930, en las que la celeste venció a colosales adversarios con una férrea defensa y fulminantes contragolpes, son otros formidables ejemplos de ejercicio colectivo de la resiliencia.

 

A diferencia de la resistencia, que es pura oposición o defensa, la resiliencia no se priva de una nota de ambición, de una voluntad de arrebatarle a nuestra existencia alguna recompensa compensatoria de los embates con los que nos acosa. Si en el fútbol es defensa, también es contragolpe." 

Así que, la resiliencia es una cualidad que está muy presente en el futbol como actividad, donde se entrelaza el esfuerzo personal, con el trabajo en equipo. 

Y si hay alguien que ha demostrado mucha resiliencia para perseverar, a pesar de los inconvenientes y fracturas emocionales y físicas, es sin lugar a dudas, Martín Palermo, quien realizó sus primeros pasos en las inferiores del Club Estudiantes de La Plata, un club de futbol caracterizado por un espíritu de lucha, comparable a la "garra charrúa"... 

En una de las estrofas del himno oficial de Estudiantes de la Plata dice:

"No te declares jamás vencido,

aunque mil veces en la lucha caigas,

que caer no es ceder si has conseguido,

levantarte de nuevo en otras tantas.

Por algo, se reconoce al club pincha, como el "León de la Plata". De esa escuela surge entonces, uno de sus alumnos, aunque no el único, que ha demostrado a lo largo de su carrera deportiva, el valor de la mística pincharrata...



Es interesante la lectura de su autobiografía, donde se observa los vaivenes de su trayectoria, pero me quedo con el episodio de su relación con la selección nacional, como muestra de su esfuerzo, a pesar de haber fracasado anteriormente, y quedar en deuda, por así decirlo, con la albiceleste. 

Y así lo relata el propio Martín, quién había sido criticado y menospreciado por muchos, sus sensaciones y emociones, en los últimos metros de su carrera profesional, cuando le tocó participar en un partido para la selección nacional de mucha trascendencia:

“El partido se hizo friccionado, ya no atacamos tanto y se vino un temporal con una lluvia tan impresionante que, de a ratos, no se veía la pelota. Y cuando todo parecía terminar 1 a 0, gol de Rengifo a los 44: nadie lo podía creer, empezando por mí. Los metimos enseguida contra el arco de ellos, pero era imposible por la lluvia, el cansancio, el mazazo del empate..."

Hasta que Palermo hizo el gol agónico y quedó afónico al gritarlo:

"Mas condimentos no podía tener ese 2 a 1: héroe, antihéroe o como quieran llamarlo, el gol lo metí con el tabique roto desde los 20 minutos del segundo tiempo, cuando un peruano levantó su pierna en una jugada y sin querer me rompió la nariz.” 

Y sigue relatando sus emociones, dentro y fuera del campo de juego, como cualquier hincha; en especial al escuchar el relato de su gol en la voz del poeta del futbol, Víctor Hugo Morales... pero mejor que leerlo es escucharlo, reviviendo las sensaciones de ese momento épico en la historia de la selección argentina... 


 




Martín Palermo, ha recibido varios apodos, algunos despectivos, otros favorables, pero el que a mi criterio personal mejor lo describe, de pies a cabeza, es que lo hallan llamado "El optimista del gol". Y como merecido premio, ganado en base al esfuerzo realizado, recibió el "bonus track" de ser seleccionado para jugar el Mundial de futbol de Sudáfrica en el año 2010, después de aquel gol épico contra Perú, en las eliminatorias sudamericanas, que le valió a la selección argentina el pasaporte para participar de ese mundial, cuando el equipo había venido de menor a clasificarse en la anteúltima fecha.


Y si bien, era el último delantero a tener en cuenta por el seleccionador, debido a sus características, en ningún momento, bajó los brazos y se entrenó pensando en participar, aunque sea muy poco. Cosa que finalmente ocurrió, merced a que la selección ya estaba clasificada para la siguiente ronda.



Carlos Bilardo, coordinador de la selección, le dijo que. "Con el tiempo se iba a dar cuenta de lo que significó haber hecho un gol en un mundial y a su edad"...




Y si bien el futbol profesional actual, no es más que el "pan y circus" de la época de los romanos; como dijera una vez el gladiador Diego Armando Maradona, en base a un tema personal, "la pelota no se mancha", pero el problema mayor surge cuando "embarran la cancha" tratando de sacar provecho y poniendo en riesgo la salud de los propios jugadores, y del entorno, por la situación complicada en éstos tiempos difíciles de pandemia.

Por ese motivo, mientras se espera el desenlace final de la actual "Copa América", con un partido final en el colosal estadio Maracaná, pensar en otro "Maracanazo" es mera ilusión, porque, por lo visto, no tenemos que ser tan ingenuos, ya que conocemos quienes son "los dueños de la pelota" pero los que no bajan los brazos, mientras no estiren las patas por culpa del virus maldito, tienen una posibilidad de conseguir una mueca de alegría por el resultado obtenido.



Continuará...

Claudio, el que no claudica


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