viernes, 13 de agosto de 2021

LOS IRROMPIBLES LOS LLAMABAN...

Si en la década del 70´se llamaba spaghetti western” a las películas del lejano oeste filmadas en los estudios italianos y en parajes españoles... ¿Cómo se debería llamar a un western filmado en ésta zona del "fin del mundo"?... 

Tal vez, la respuesta dependa de los usos y costumbres de cada pueblo de ésta vasta región, por eso llamarlo "locro western", no estaría mal, aunque teniendo en cuenta la participación uruguaya en el elenco un  "pizza a caballo western" quedaría mejor....

Así, en su intento por seguir el paso de las tendencias cinematográficas, el cine argentino recién se puso a tiro de la fiebre por las películas del oeste un tiempo más tarde. Por ese motivo pasaron casi diez años hasta ésta película, que no será digna de un premio, "Oscar", pero para mi gusto, la sigo disfrutando aunque se trate de un western de clase B... 


Según el guión, una banda de asaltantes tiene en jaque a una empresa cuyos directivos deciden contratar a dos vaqueros del lejano oeste, supuestamente con experiencia en éstos asuntos; Harry el Caliente y Billy el Frío que, como corresponde, llegan en tren desde el país del norte.


En el ínterin, éstos vaqueros contratados, serán ayudados en sus venturas por un grupo de socorristas justicieros, que como protectores de la ley y el orden, se puede decir que les hacen el aguante...



Las escenas de trompadas en el saloon tienen una reminiscencia a las peleas del dúo de Trinity y Bambino, incluyendo las típicas piruetas, mientras que el sonido de los disparos cuando van persiguiendo a los forajidos, también recuerdan escenas del "spaghetti western", y tal vez, lo más flojo de la historia, sea la banda musical de la película..


Obvio, uno no puede esperar que la música sea similar a la de un capo como Ennio Morricone, compositor de la banda sonora de un clásico como es "El Bueno, el malo y el feo"; pero debo reconocer que la música de Los Irrompibles es muy pegadiza y cada tanto tarareo el estribillo... "Los irrompibles los llamaban, por sus hazañas sin parangón"...



En definitiva es una experiencia interesante para pasar una tarde de domingo en casa acompañado de palomitas de maíz, nada de "pop corn", porque al final, después de varios injertos producto de las continuas inmigraciones, y si tenemos en cuenta nuestras raíces, "tierra adentro" somos lo que somos, más gauchos que vaqueros, y la idea es que nos adaptemos más bien a lo nuestro, no tanto lo de afuera...

 

 

Continuará...

Claudio, el que no claudica



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